Esta muchacha gitana nacida en 1985 fue obligada a casarse a los 11 años, luego de que la familia de su futuro marido -que tenía 13 por entonces- la raptara y celebrara una ceremonia contra su voluntad. A los 12, tuvo a su primera hija, Maria Stanescu. A su vez, su hija se casó con 12 años y tuvo a su primer hijo con 13. Así, Rifca se convirtió en abuela a los 23 años.
“Estoy feliz de ser abuela, pero yo quería algo más de María y algo más para mí”, le dijo a la prensa Rifca.
Si bien sabemos que hay culturas en las que este tipo de situaciones son "comunes", siin duda, no deja de causarnos estupor.