Wednesday, June 1, 2011

Amigacho le escribio una carta abierta a Chicha

Ayer vimos que Amigacho y Albertito Olmedo terminaron a las piñas por Chicha hoy Amigacho escribió una carta abierta que, gracias a Exitoina, podremos disfrutar.
SIMPLEMENTE MAGISTRAL

Chicha,
Chi ech que chegach a leer eto, cho cha me habré marchado para chiempre de tu vida. Cuando liberech un último chuchpiro al terminar de leer eta carta, cheguramente andaré embriagándome con mi dolor y contándole mich penas a algún pachiente cantinero, y de la nada, me haré compañero de penach de algún otro “beodo corachón roto”, le haré preguntach chin repuechta chobre el amor y chegaremoch a la típica e infundada concluchión de que todach chon igualech.

Hoy me pregunto, ¿por qué al echperimentar el amor che debe de echperimentar el dolor? También me pregunto ¿por qué Dioch noch ofrece cochach de lach cualech no podemoch disponer, que cholo podemoch obchervar chelochamente dechde lejoch y acheptar trichtemente que no noch pertenechen? y lo que mách me pregunto ech ¿por qué enviarme un ángel a darme alach de amor para despuéch cortarlas dulcemente y reducir el dolor de mi caída?

¿Qué tuve de malo? ¿No choy lo chufichientemente atractivo? ¿No choy lo chufichientemente cariñocho? ¿No choy lo chufichientemente hombre para hacherte felich? ¿O choy tan conchiente e inconchientemente echtúpido como para no darme cuenta de que lo que voch buchcabach en mí era cholo un conchuelo?



Te prometí felichidad inmencha y una vida carente de chufrimiento; prometí cuidarte ante cualquier adverchidad y que nunca habría de pacharte nada porque yo estaría a tu lado para defenderte; prometí abrazarte a cada momento, hacerte reír cuando estabas triste y luego besarte mientras reías; prometí velarte en tuch chueñoch y embriagarme al contemplar tu bechecha junto a la noche; prometí hechicharme día a día con tu mirada y perderme apachionadamente en tu cuerpo; prometí rendirme a tus carichiach y chorar chobre tu pecho; prometí que nunca ibaah a envejecher, puech tu alma chiempre chería hermocha y joven para mí; prometí amarte eternamente como a nada ni a nadie en el mundo…

¿Por qué jugate conmigo de echa manera? !Dioch! ¿Cómo ech que un cher tan hermocho puede cauchar tanto dolor? ¿Por qué no puede cher de otra manera?

Pero cha bata de mich patéticach autocompachiones. Yo nunca fui nada para ti mách que un simple entretenimiento. ¡Bah! Que otro te conchuele. Yo desgaté mi alma tratando de hacherte felich y no chupiste valorarlo. Mi olvidado orgucho ech ahora quien me levanta como un fiel amigo.

Cho cha me marcho. Te quedach con mich canchionech, con mich poechíach y con mi dignidad. Mi rencor che muere en eta carta y me chevo mi dolor como prechente. Me voy con la mirada al horichonte, forchando mi indolenchia, y con mich ojoch húmedoch perdidoch hachia la nada, evado las indichcretas miradach de la humichachión.

Adióch… Cha cherá en otra vida. Que Dioch te guarde a cada momento, y que el hombre mách afortunado tenga la dicha de hacherte felich. ¡Cantinero! Chírvame otra copa; que el amargo chabor del wichky anechtechie mi dolor y le de leve conchuelo a mi choledad. Un te amo che pierde en el viento al no encontrar chu dechtino. La vida chigue aunque el motivo de vivir che muere.

Hata chiempre en mi corachón, hasta nunca en mi vida… Te chigo eligiendo a pechar del engaño!
Alguna vech tucho “Fernandito amigacho”

PD. Mich mach chicherach dichculpach por lach echenach de violenchia, que no le hachen nada bien a mi carrera y el rechpeto que me tiene mi público.