¿Que está pasando que muchas empresas se encaprichan en contratar a la misma persona para que sea la cara de sus productos? Evidentemente no están buscando que uno asocie a x famoso con la marca, sino sería imposible entender que Maju Lozano sea quien invita a consumir postres Ser para llegar en forma al verano, shampoo Pantene para tener un pelo perfecto y contratar a Claro para estar bien comunicado. Si yo preguntara: ¿con que producto asociás a Maju? seguramente no podrían elegir uno solo. Lo mismo ocurre con Maru Botana o Gianola entre otros.
Muchas veces se contrata al famoso y listo, no hay una idea publicitaria fuerte que logre cautivar al público. Podemos tratar de recordar grandes publicidades, y casi todas, fueron protagonizadas por gente desconocida. Es mucho más fácil agarrar una cámara, darle el speech a la cara conocida y listo. Hasta en muchos casos resulta más económico, ya que no solo evitan contratar extras, sino que además se pueden dar el lujo de prescindir de los creativos.
No siempre invertir mucho es sinónimo de éxito, pero si lo es la originalidad. Acuérdense sino de "La llama que llama", "el bebé que habla", "la tapa a rosca de Isembeck" (con Luis Machín que en ese entonces era apenas conocido) y la de Brahma que está actualmente de los amigos.
En mi caso, no solo no me llaman la atención los productos que intentan venderme de esa forma, sino que además termina molestándome ver a, por ejemplo, Maju Lozano en cualquier actividad, y lo mismo me pasó con Gianola.
A la larga no es un negocio redondo para ninguno. Las empresas no logran que el producto esté directamente asociado al famoso y éste puede terminar agotando al público al ver su imagen una y otra vez en la pantalla.
Muchas veces se contrata al famoso y listo, no hay una idea publicitaria fuerte que logre cautivar al público. Podemos tratar de recordar grandes publicidades, y casi todas, fueron protagonizadas por gente desconocida. Es mucho más fácil agarrar una cámara, darle el speech a la cara conocida y listo. Hasta en muchos casos resulta más económico, ya que no solo evitan contratar extras, sino que además se pueden dar el lujo de prescindir de los creativos.
No siempre invertir mucho es sinónimo de éxito, pero si lo es la originalidad. Acuérdense sino de "La llama que llama", "el bebé que habla", "la tapa a rosca de Isembeck" (con Luis Machín que en ese entonces era apenas conocido) y la de Brahma que está actualmente de los amigos.
En mi caso, no solo no me llaman la atención los productos que intentan venderme de esa forma, sino que además termina molestándome ver a, por ejemplo, Maju Lozano en cualquier actividad, y lo mismo me pasó con Gianola.
A la larga no es un negocio redondo para ninguno. Las empresas no logran que el producto esté directamente asociado al famoso y éste puede terminar agotando al público al ver su imagen una y otra vez en la pantalla.