Wednesday, April 30, 2008

Ella tiene la culpa!!!!


Una conocida se vistió,peinó y maquilló para una fiesta según indicaciones de un asesor de imagen. Cuando estuvo convertida en la imagen diseñada por este asesor se sacó un montón de fotos y las posteó en un foro (con mayoría masculina y de todas las edades) segura de que iba a recibir loas y aplausos. Yo me mantuve neutral hasta que los foristas le dijeron descarnadamente que estaba monstruosa.La adjetivamos de tantas maneras diferentes que pudimos haber creado el diccionario del antipiropo. Uds.dirán que esta mujer se sacó todo y se peinó,maquilló y vistió según los cánones del buen gusto...ajajajajá.Nop.Nos dijo que no sabíamos nada de moda y se fue muy contenta a su fiesta y se sacó mil fotos más que luego tuvimos que sufrir en el foro. Esta mujer no es la única que cae en la trampa de los asesores de imagen (de imagen se autotitulan,no de buena imagen) hay mujeres y hombres públicos y NN que siguen sus consejos como si fuera un dogma. Bue,la presi,es una de esas personas y nosotros las víctimas que la tenemos que ver (hablo de su imagen y no de su laburo porque este no es un post de política) y la chanta,digo,asesora de imagen es Gabriela Guerrero Martinheitz (sep,la hija del negro) Y mis eternos amigos de La Política Online nos cuentan en detalle cómo comenzó esta historia:

“Que sea joven, elegante, con muy buena presencia y además, sumamente discreta”, esas fueron las condiciones que la flamante presidenta Cristina Fernández de Kirchner buscó por mucho tiempo en la mujer que debía ser su asesora personal. Y no le resultó fácil la tarea. De hecho cuando su esposo Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación y Mirtha Legrand los invitó a almorzar en su tradicional programa, Cristina recibió la punzante pregunta de la conductora: “¿quién la viste a usted ahora que es Primera Dama?”. “Nadie”, respondió molesta la por entonces senadora, “yo me visto sola”.

Mucha agua pasó bajo el puente desde aquel momento y la titánica labor de modificar viejos hábitos de cuidado personal y de reconstruir una imagen más sexy y jovial, con vistas a alcanzar la presidencia, sobrepasaron a la inexperta Cristina. Recién llegada de la gélida Río Gallegos, no conocía el mapa de belleza porteño y no quería caer en el criticado modelo menemista. Nada de Elsa Serrano ni mucho menos de Miguelito Romano. Estos dos personajes remontarían, irremediablemente, a la figura de Zulemita Menem y ella no quería que se notaran sus cambios.

Así fue como llegó hasta el petit hotel del prestigioso Alberto Sanders. No se sabe a ciencia cierta si la convenció más la calidad de las extensiones Great Lenghts (100 por ciento pelo natural y humano) o el bajísimo perfil del peluquero que catapultó a Araceli González al universo de la moda con el corte de pelo a la garcón. Pero inmediatamente supo que allí encontraría el tesoro al final del arco iris.

Fue, justamente, en el primer piso del salón de la avenida Las Heras en donde Cristina conoció a Gabriela Guerrero Martinheitz. La responsable de la comunicación y RR.PP. del estilista quedó impactada con la personalidad arrolladora de la esposa de Kirchner. Es más, cada vez que ella llegaba a retocarse el color de su cabello (dejó el azabache natural por un cobrizo que resalta sus retocadas facciones) o a colocarse más extensiones (tiene 150 puestas en su cabellera), la hija del locutor peruano Hugo Guerrero Martinheitz era la anfitriona perfecta. Así comenzaron a achicarse las distancias entre ambas.

Si bien Gaby siguió con su tarea en el salón de belleza y como asesora de vestuario de Carla Conte y de Georgina Barbarrosa, no descuidó por un instante ese incipiente vínculo que se tejía lentamente con Cristina. Incluso, llegó a sacrificar parte del tiempo que pasaba con su inseparable amiga Araceli González para dedicarse a hablar sobre moda con la actual presidenta. Que si la diseñadora Susana Cruz era la más indicada para ella o si lo era Graciela Naum (la misma que viste a Máxima Zorreguieta), eran algunos de los temas que las unían.

Este lunes, poco antes de tomarle juramento a los ministros de su flamante gabinete, la Primera Mandataria escuchaba con atención los consejos de Gabriela. De hecho la ceremonia de jura se demoró unos instantes porque Cristina estaba en su nuevo despacho con Pablo Echarri, Nancy Dupláa, Jorge Marrale, China Zorrilla, Lito Cruz y hasta el talentoso Pepe Soriano. No se comprendió demasiado la importancia de ese encuentro que pudo haber quedado para otro momento. Pero esa tarde, los actores llegaron hasta la Casa Rosada a apoyar la nueva gestión de gobierno impulsados por Gaby, quien le abrió de par en par a la esposa de Néstor Kirchner, no sólo la puerta de la colonia artística sino también la de un nuevo universo estético.

Nota publicada en La Política Online el 13/12/07