Mañana, con la salida de la primera estrella comienza la festividad más antigua del calendario litúrgico. Se celebran dos hechos: la liberación de la esclavitud de Egipto, con el consiguiente nacimiento de la historia nacional del pueblo judío, y la cosecha de la cebada, símbolo de la relación existente entre la tierra e Israel.
La historia se remonta más de 3.000 años. La Biblia llama a la festividad con dos nombres, uno es Pesaj (Pascua) en recuerdo al sacrificio pascual, ya que según cuenta el relato, Dios salteó las casas hebreas castigando únicamente a los primogénitos egipcios. El otro, Jag HaMatzot, fiesta de los panes ázimos que recuerda cómo los judíos que huían de la barbarie del Faraón de Egipto debieron salir antes que el pan leude. Es por ello que una de las consignas es no comer pan, y en su lugar las finas matzá hechas sin levadura.
Tanto en la sinagoga como en los hogares el evento cobra una significación especial, y el ánimo reflexivo se combina con alegría en un clima familiar.
La costumbre es reunirse en torno a una mesa con algunos elementos comestibles de diversas simbologías, entonar canciones, realizar lecturas y transmitir así de generación en generación la experiencia del éxodo. Con mayor o menor rigurosidad religiosa esta es una tradición que se mantiene y se respeta.
La cena recibe el nombre de "Seder" (orden) ya que además de la epopeya relatada se beben cuatro copas de vino, los más pequeños formulan cuatro preguntas acerca del significado de la festividad, se bendice la presencia eterna de Jerusalem y se reza por la paz.
Jag Sameaj para toda la familia de mi papá y por supuesto tiro un beso al cielo para él y mis tíos.
אבא, estés donde estés...te amo y extraño con todo mi corazón.
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