Adrián Suar y Claudio Villarruel se comportan desde hace bastante tiempo como esos directores técnicos más preocupados por lo que podría llegar a hacer el adversario de turno que confiados y seguros en el poder de sus propias fuerzas.
De otra manera no se entendería la ya cansadora y francamente molesta reiteración hasta el infinito -en el eterno partido con los mismos rivales (Canal 13 y Telefé) que se juega todos los días por el campeonato del rating- de los cambios permanentes y de la manipulación del reloj en el horario central.
Una maniobra que, como hemos señalado hasta cansarnos desde esta columna, no hace más que imponer por la fuerza el cambio en los hábitos de los televidentes, obligados por ejemplo a seguir programas que no quieren ver para no perderse aquel ciclo que efectivamente es de su interés.
Actitudes insostenibles, como las de emitir un día (el jueves 6 del actual) Bella & Bestia durante media hora y al día siguiente hacerlo por algo más de 45 minutos, sin que mediara ningún hecho fuera de lo común en la trama, sólo se explican desde la intención de colocar al televidente en una dependencia absoluta del canal que está viendo, en este caso Telefé.
La única garantía de ver completo un episodio, desde el comienzo hasta el final, es no dejar esa sintonía. Cualquier escapatoria se convertirá, automáticamente, en una situación de incertidumbre, porque el pobre televidente se encontrará con la alternativa de un programa empezado o sin terminar, por más que estemos a las 21, las 21.15, las 21.45, las 22 y así casi hasta la medianoche.
De esta manera, los programas más vistos tienen una duración siempre aleatoria. Asistimos a fenómenos tan curiosos como un noticiero ( Telenoche ) que pasa de un día para el otro de tener 60 minutos a contar con 120. O el hecho de que Por amor a vos haya comenzado en tres horarios distintos a lo largo de la misma semana: a las 21.45 (el lunes 3 y el miércoles 5 del actual), a las 22 (el martes 4) y a las 21.30 (el viernes 7).
Del lado de Telefé, la variable de ajuste es Bella & Bestia , cuyos episodios de media hora durante la semana pasada (seguramente más exiguos de lo que deben de haber concebido, escrito y ejecutado sus responsables) parecen recuperar ahora la duración original de 60 minutos a partir de anteayer, cambio horario mediante. ¿Y qué dirá Mario Pergolini, tan sensible en el pasado a las alteraciones horarias que les quitaron peso y presencia a algunas producciones de Cuatro Cabezas? ¿Cómo reaccionará en el caso de que las exigencias de Telefé obliguen a CQC y La liga , cuando regresen, a ponerse en marcha más allá de las 23?
Todo lo que acabamos de decir pierde valor mañana mismo, cuando el programa favorito del lector aparezca en el momento menos pensado del horario central. Ese mismo lector que, en el caso de ser usuario de DirecTV, a la hora de querer grabar el programa de su preferencia no puede "marcar" el bloque horario correspondiente (de 22 a 23, digamos) porque corre el riesgo de quedarse sin ver el principio o el final. O resignarse a ver apenas 15 minutos.
mstiletano