
En efecto, dos clubes sexuales ya cuentan en Buenos Aires con este servicio. Y si bien se trata de lugares que nacieron sólo para la comunidad de hombres gay, el glory-hole también comenzó a ser usado por mujeres y hasta por parejas heterosexuales en varias partes del mundo. Incluso, son muchas las mujeres que se acercan a estos clubes porteños a averiguar si ellas también pueden participar.
Así lo contó a Perfil.com Nicolás, encargado del club Zoom Buenos Aires. “Son muchas las mujeres que vienen por curiosidad, pero esto es sólo para hombres. Aún no hay en Buenos Aires lugares con glory-holes para mujeres también”, asegura. Y explica que desde hace dos años y medio que funciona el servicio, la demanda no ha dejado de crecer. “A todo el mundo le intriga saber de qué se trata. Pero lo que atrae es el morbo de no conocer al otro, saber que sí o sí vas a tener sexo o ver cómo el otro lo tiene, pero sin compromisos. Si ni siquiera le ves la cara”, explica.
Pero, concretamente, ¿qué es el glory-hole? Son agujeros que se encuentran a la altura de la pelvis en la pared usualmente de baños o videocabinas. “Nosotros los tenemos en las cabinas de DVD, que son tipo cabinas telefónicas pero con un agujero que conecta con la cabina de al lado. Podés entrar solo o en pareja. Espiar al de al lado o pactar para hacer algo con él a través del agujero”, explica Nicolás. Ese “hacer algo” implica tener sexo oral o anal, por ejemplo.
Fuente: diario Perfil
En el cine estrenaron hace poco una pelicula llamada La profesion de Irina Palm, que trata justamente de una mujer de mediana edad que trabaja en estos lugares ofreciendo sus servicios manuales.