Fue un verano lleno de encuentros y desencuentros, peleas, romances de una noche, y facturas vencidas desde muchos años. Para algunos el verano más frivolo, para otros el más caliente, lo cierto es que el verano nos abandona, y el otoño arranca de cuajo la bandera blanca de la semi-.paz.
En la temporada veraniega se pueden dar sucesos paranormales y también para-anormales; ya sea la pelea menos pensada entre la figura femenina del momento, y el señor pasado de kilos; la violencia desenfrenada de la mujer de algún pseudo “capo” “”cómico”” o la ida y venida de mensajes telefónicos en tono amenazante por parte de empresarios del pasado, titulares de equipos de fracaso y capitanes de barcos o mejor dicho canoas a dos centímetros del agua.
Puede que para algunos sea estresante, divertido, curioso o insoportable, pero es el verano, el verano que nos toca vivir y el verano que hacemos por vivir, es la televisión que tenemos, no es la mejor ni la peor, a la televisión la hacen seres humanos (en su mayoría), por eso es que se puede encontrar variedad de canales, es ahí la oportunidad para elegir que mirar y que no mirar (por el simple hecho de tener buen gusto).
Pero lo más curioso es sin duda la obviedad,todo llega a su fin, y la temporada más lucrativa y deseada por la farándula no es la excepción, pero trás su final, deja señales: beneficios para algunos y para otros la notable indicación de que su soberbia y vejez ya no son compatibles con lo que el publico desea ver; o que su morbosidad y falta de talento no los hace televisivos, sino que los hace meramente populares, pero por lo general lo meramente popular, por más conocido que sea, no deja de ser desastroso; incierto, pero lo suficientemente estúpido como para general un escaso margen de cinco puntos de rating. La planilla al rojo vivo y dura como pata de palo.
Pero ahora dicen que se viene lo bueno, vuelven los fiscales de la tv, los jueces imparciales, insubordinados y sin sobres con plata extra…; vuelven las apuestas de paredes movedizas y los programas que ya se sabe que van a causar estupor en la sociedad; vamos a ver a los intelectuales de siempre mirando en una pantalla (con cara de asombro) el baile del caño, y poniendo cara de “¿A dónde va el país?”; también vamos a ver a las mamás en los programas de televisión criticando justamente a la televisión, ya que pasan desnudos a cualquier hora del día y para variar a ancianos con incontinencia urinaria siendo abucheados mientras se escucha el tema de la vendetta italiana, conclusión: todo vuelve a la anormalidad y salvaguardando las distancias como dijo Fidel Castro “se escuchan trompetas de guerra”.
La Guerra de la televisión comienza nuevamente, ya el lucrar con el aviso para la marca más conocida de shampoo no sirve, el andar con la remera del yogurt del momento tampoco, ahora es hora de venderse a si mismo al mejor postor, o por lo menos al que ofrezca más seguridad , empiezan los ensayos y los ensayos eternos de ensayos, empiezan los gritos de guerra, los actores que quieren actuar, y los conductores que quieren conducir, también empiezan los idiotas que critican al resto, no teniendo en cuenta claro, que sin la televisión que tanto desmoralizan, escupen y patean; no tendrían de que vivir.
La cena esta servida, Bon Appétit.
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